Estádio do Maracaná, Rio de Janeiro, Brasil.
Había llegado el día. Ese día lleno de emociones mezcladas; por un lado, la ilusión de ver a la mejor selección del mundo coronarse, ver a las estrellas lucir, ver al capitán cargar la copa, la ceremonia de clausura, etc. y por el otro, la tristeza de ver que un mundial se termina, la resignación con la cual nos enfrentaremos a cuatro años más de esperar para volver a vivir esta gran justa, la nostalgia con la que uno recuerda todo lo hecho por esos grandes jugadores que no volveremos a ver más defendiendo los colores de su país. Es un día muy especial para el fútbol. Es un día único.
En lo personal, fue un mundial diferente; vi y viví los cuatro partidos de mi selección en el extranjero en países en los que no sienten el fútbol como lo sentimos nosotros, sin ver miles de camisetas verdes por las calles acompañadas de pelucas, música, matracas o todo aquello a lo que estamos acostumbrados los mexicanos. Llegué yo ya después de la eliminación de mi selección, sin haber vivido la gran experiencia que es ver una victoria de tu selección y después celebrar –aunque sí lo hice allá con mis amigos mexicanos con los que viajaba– y preparar el siguiente partido.
Habían pasado muy rápido los 31 días que duró el mundial. Recuerdo estar viendo en un cuarto de hotel a las 9 de la noche el Brasil - Croacia y asombrarme con mis amigos del autogol de Marcelo y después presenciar la resurrección de Brasil gracias a Neymar. El sentimiento después de ese partido de "¿qué es lo que le espera a México? ¿Les irá mal como en las eliminatorias o nos brindarán una gran actuación?" inundaba nuestros pensamientos. La emoción de ver un mundial empezar. Y así como llegó se fue, trayéndonos un campeón que ganó con justicia y un subcampeón que se murió en el campo de batalla dándolo todo, pero sobretodo, la ilusión de cada cuatro años de ver a nuestra selección triunfar e imaginar a nuestro capitán cargar la copa en lugar de Philipp Lahm.
Este mundial fue un mundial muy extraño. Selecciones grandes, incluyendo a la campeona, cayeron en fase de grupos, lesiones graves de grandes jugadores, grandes goleadas, sorpresas, mucha garra, etc. Sin embargo, los de siempre lograron colarse hasta las semis; Brasil, Argentina, Alemania y Holanda llegaron, unos convenciendo y otros no, a la instancia final. Presenciamos incrédulos la humillación de Alemania a Brasil al meterle 7 goles en su casa y vivimos con ansiedad ese tenso cero a cero que se mantuvo hasta los penales en el Argentina contra Holanda. No olvidemos a Holanda terminando de enterrar a una selección brasileña que nunca rindió como se esperaba. Hubo de todo.
La final tenía un ambiente extraño. Alemania llegaba como gran favorita tras la goliza a Brasil, pero Argentina había resurgido tras una fase de grupos y fase final que estuvieron muy por debajo de lo esperado. Brasil parecía una extensión de Argentina, la invasión albiceleste hizo creer no sólo a toda una nación, sino también a gran parte de los aficionados que creían que esta selección se iba a alzar con la copa en territorio americano, manteniendo esa "costumbre"; sin embargo, el silencio y la pasividad previa al partido de los alemanes hacía temblar al mundo. La perfecta antesala para una final de Copa del Mundo.
El juego fue emocionante de principio a fin. Dos naciones con grandes sequías, con historias de fracasos, de frustraciones por haberse quedado a un paso de la gloria, se iban a dar con todo en el Maracaná. Por momentos llegué a comparar el juego con un partido de tenis, pues iba de un lado a otro, con llegadas por ambos equipos y con mucho espectáculo. El físico puso a prueba a los jugadores –más a los argentinos, pues venían de una prórroga– al irse al alargue, con los jugadores de ambos equipos corriendo en promedio 12 kilómetros cada uno. Gestos como el de Schweinsteiger al seguir jugando a pesar de los calambres, los golpes y de las heridas, nos comprobaron el valor de estos 28 guerreros que dieron la vida en el campo.
Al final triunfó quien supo aprovechar los errores, que, por cierto, hubo muchos. Alemania se alzó tetracampeona tras 24 años de no ganar la copa, convirtiéndose en la primera selección europea en conquistar territorio americano. Tras tres torneos de quedarse a nada de saborear la copa, al fin los teutones pudieron celebrar y hacer el tan ansiado trofeo suyo. Un golazo de un joven de 22 años que recién había entrado al campo para substituir al ya mítico Miroslav Klose puso a una nación entera a celebrar; Mario Götze escribió con letras doradas su nombre en el libro de la historia del fútbol.
Alemania nos regaló una de las más grandes actuaciones en una Copa del Mundo:
- Récord de 4 victorias, 2 victorias en tiempo extra, 1 empate y cero derrotas.
- 18 goles anotados en 7 partidos, con una media de 2.57 goles por partido.
- Thomas Müller - 5 goles
- Andre Schürrle - 3 goles
- Toni Kroos, Mario Götze, Miroslav Klose y Mats Hummels - 2 goles
- Sami Khedira y Mesut Özil - 1 gol
- 4 goles recibidos en 7 partidos, poco más de medio gol por partido.
Las esperanzas de una nación se depositaron en 23 jugadores que demostraron que para ser el mejor hay que ganarle a los mejores:
- vs. Portugal, 4-0
- vs. Ghana, 2-2
- vs. Estados Unidos, 1-0
- vs. Argelia, 2-1 en tiempo extra
- vs. Francia, 1-0
- vs. Brasil, 7-1
- vs. Argentina, 1-0 en tiempo extra
Es turno de la Mannschaft de defender su reinado por cuatro años, pero se vienen antes la Euro Francia 2016 y la Confederaciones Rusia 2017. ¿Podrá mantenerse la selección más constante de la historia en lo más alto del Olimpo futbolístico por cuatro años más?
¿Qué te pareció la gran final? ¿Cumplió tus expectativas?
El gol de la victoria por Mario Götze:
La bellísima camiseta blanca de Alemania lucirá la cuarta estrella y el parche dorado que lo acredita como campeón. |
A continuación, las mejores fotos de la gran final.
Schweinsteiger siguió aún con el pómulo ensangrentado. Guerrero. |
Mario Götze cargando la copa después de anotar el gol ganador. |
Maracaná presenciando una final de Copa del Mundo. |
Götze todavía no dimensionaba lo que había hecho. Euforia. |
Der Gewinner Tor. |
Los dos rostros de una Final de Copa del Mundo. |
Lionel "la Pulga" Messi, el gran ausente. |
La celebración alemana. Philipp Lahm ya se acostumbró a cargar copas. Weltmeister. |
Imágenes vía FIFA.com, DFB.de y todosobrecamisetas.blogspot.mx
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